A esta madre rubia y maciza no le queda ninguna otra opción que sacrificarse follándose al guardia de seguridad de una tienda cuando le explica que ha pillado a su hija robando. La madre está muy enfadada, pero sabe que con su cuerpazo le puede convencer. Pero el guardia es tan cabrón que no se lo pone fácil, y aunque se folla a la madre, también le quiere meter la polla a la hija. Las pone a las dos apoyadas contra la mesa a cuatro patas y va saltando de un coño a otro hasta que se termina corriendo mientras la madre le cabalga al final con sus enormes tetas colgando.
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